lunes, 31 de marzo de 2008

PERO YA ES TARDE

Querida Mari Luz:
Sé que es tarde para escribirte, lo sé. Pero, considero que es una manera de sentirme mejor conmigo mismo. La verdad es que todo el mundo nos sentimos tristes, decepcionados, y sobre todo, rabiosos por no haber podido hacer nada…Casi nunca podemos hacer nada. Siempre es lo mismo, esperamos hasta el último minuto un desenlace feliz que nunca llega, pero al pasar el último minuto, la realidad arrasa toda esperanza y nos devasta los sentimientos más íntimos, dejándonos como babosos impotentes que no acertamos a razonar como humanos, despertando así, nuestro instinto más animal. Pero ya es tarde.
Ya no volverás a ir al colegio con tus amigas de clase, ya no volverás a sonreír; Ya no volverás a ir al kiosco de la esquina, ya no comerás más golosinas; Ya no volverás a abrazar a tus padres, nunca podrás darles un beso, nunca. Mientras tanto, todos lloraremos tu ausencia, intentaremos comprender qué estamos haciendo mal; y rehuiremos el pensamiento cuando, intencionadamente, queramos pasear la imaginación alrededor de tus últimos minutos…Pero ya es tarde.
Parece mentira, que paralelamente al dolor que sentimos por tu muerte, el odio anide en nuestro corazón de forma tan sublime. Está presente como el oxigeno, como una necesidad vital, ¡como si eso fuera a salvar al mundo!. ¿Qué pasaría si esa fuerza la utilizáramos para mejorar las directrices de nuestra sociedad? ¿Olvidaremos tan fácilmente como otras veces?. No permitas que se esfume tu aliento, no permitas que tu cicatriz sea efímera en nuestra piel, no lo permitas Mari Luz, y tu muerte habrá servido para algo.
Pero ya es tarde para lamentaciones. Es el momento de actuar, de atar los cabos necesarios para que tu muerte no sea en vano, para que nos ayude a discernir entre todos los errores que hemos cometido y nuestra mentalidad natural de pensar: “yo no he sido”. En realidad todos tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad para que no vuelva a suceder un crimen tan atroz, tenemos que racionalizar las leyes; sí, es cierto que todos somos iguales ante la ley, lo sé, pero si no somos iguales ante un crimen, tampoco lo podemos ser ante la ley, habrá que buscar las ramificaciones necesarias para diversificar crímenes y penas, y buscar sobre todo, el punto y final para quien no tiene conversión. No quiero que me veas como un exagerado, yo creo en el perdón, creo que es una de las mayores virtudes humanas, pero como en toda regla, tiene que haber una excepción, y coincidirás conmigo en que hay cosas que son imperdonables, en las que poner la otra mejilla es estúpido, más cuando la mejilla no es la tuya.
Pero ya es tarde, al menos para ti; la magnitud indecente de un crimen, sumergió tu alegre mirada en las tinieblas del llanto desesperado de todos aquellos que te querían; cambio la percepción de un soleado amanecer en una macabra visión del mar abierto fusionado con tu antaño, dulce y alegre cuerpo. ¿Quién pudo? ¿Quién fue capaz? ¿Fue sólo un pederasta? ¿o le acompañaron como cómplices la desidia, el desorden de diligencias, un pésimo funcionamiento de la administración y una justicia endogámica?. Pero ya es tarde.
Mientras los políticos buscaban formas y maneras de acceder con ventaja a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, la incompetencia hacia su presencia como descoordinación latente que desencadeno la trágica consecuencia de tu asesinato, y ahora, todos se visten de posibles soluciones y parches para cerrar heridas, aunque ahora, ya es demasiado tarde.
Adiós, Mari Luz. Espero que puedas perdonar nuestros descarados defectos, nuestra imprecisión y nuestro abandono de las obligaciones, algo por lo que has pagado un alto precio.

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