OBITUARIO
Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se establecieron reglas bienintencionadas pero demasiado autoritarias. Informes acerca de un niño de seis años acusado de acoso sexual por besar a una compañera; adolescentes suspendidos en la escuela por usar enjuague bucal después del almuerzo; y una maestra despedida por reprender a un alumno indisciplinado, no hicieron más que empeorar su condición. El Sentido Común perdió terreno cuando los padres atacaron a los maestros por hacer el trabajo que ellos mismos habían dejado de hacer al corregir a sus hijos indisciplinados. Y decayó aún más cuando se exigió que las escuelas obtuvieran el consentimiento paterno para administrar bloqueador solar o una aspirina a un alumno, pero se reservaban el derecho a informar o no a los padres cuando una estudiante quedara embarazada y deseara abortar.
El Sentido Común perdió la voluntad de vivir cuando las iglesias se convirtieron en negocios, y cuando los criminales recibieron un mejor trato que sus víctimas. El sentido común recibió una paliza cuando una persona no podía defenderse de un ladrón en su propia casa, mientras que el ladrón podía demandar a esa persona por agresión. Finalmente, el Sentido Común perdió la voluntad de vivir cuando una mujer no se dió cuenta de que el humenante café que había en la taza estaba caliente. Ella dejó caer un poco en su regazo y pronto recibió un jugoso acuerdo extrajudicial...
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